Cada año, una nueva generación de potrillos de Medeus se une a la reducida familia de akhal-tekés en el mundo. Todos ellos nacieron al menos un año antes de que dieran su primer paso en la tierra - y, a veces muchos años antes - cuando su concepción fue soñada y cuidadosamente preparada. Estos potrillos no sólo serán el futuro de la yeguada, sino quizás de la raza akhal-teké en su conjunto. El ser conscientes de ello hace que los amemos profundamente y no reparemos en gastos para darles el mejor cuidado desde su más temprana edad.